¡No estas sol@! Vayamos por partes:
Sabemos que la ansiedad como tal no es algo malo. Es un mecanismo de defensa del propio cuerpo. De hecho, es algo que nos ha ayudado a sobrevivir.
La ansiedad, en resumidas cuentas, actúa así:
Yo veo un perro con cara de pocos amigos delante de mí. Viene directo y con los dientes afilados. Yo tengo miedo: temo por mi vida.
Es entonces cuando la ansiedad aparece y pone en marcha todo un sistema para “salir huyendo” y proteger nuestra vida.
Tu corazón se acelera, se bombea más sangre, estas alerta…Todo para que tus músculos puedan actuar deprisa y ni más ni menos…”salir por patas”
Esto es lo normal. La ansiedad es así y no lo hace para fastidiar.
¿Cuál es el problema? El problema está cuando no existe perro, cuando no hay ningún motivo por el que temer, cuando nuestra vida no está en juego.
Y aquí es cuando entra nuestra mente en juego. La que empieza a imaginar que nos van a despedir, la que empieza a imaginar que después del despido ira la ruina, nuestra pareja nos dejará y acabaremos en la calle.
Ahí es cuando se despierta una ansiedad muy diferente. La ansiedad anticipatoria. Una ansiedad que se pone en marcha incluso cuando no hay estimulo presente, incluso cuando no sabemos si nuestros “película mental” va a pasar.
¿Es una persona altamente sensible, más propensa a sufrir ansiedad?
No hay estudios que lo avalen, pero lo lógico es pensar que sí. ¿Por qué?
Porque una persona altamente sensible capta mayor estimulación de exterior, pero también de su propio interior. Es decir, por lo general es una persona que se conoce bien, que sabe cuándo va a enfermar o si algo no va bien dentro de sí mismo.
Eso también se aplica a los demás. En una simple mirada de alguien querido puede esconderse un: ¿habré sido yo? ¿Qué le pasa?
Y aquí la maquinaria comienza a funcionar. Todo ello, todo ese cocktail de estímulos puede desencadenar una crisis de ansiedad o un trastorno de ansiedad como fobias, TOC o ansiedad generalizada.
Sí. Todo un fastidio (Lo he vivido en carnes y sé perfectamente lo que es pasar por eso)
La solución está en ti
¡Pero qué fácil es decirlo!
Seguro que si llevas años con ansiedad estás poniendo cara de póker ahora mismo. Tienes días mejores, días peores y días en los que simplemente quieres echarte a dormir y no despertar.
La ansiedad es paralizante, te va consumiendo y encerrándote en un mundo que no quieres vivir y que realmente no te pertenece.
¿Cómo salir de ella?
Tanto tiempo con esos sentimientos te ha generado propio miedo a la ansiedad. Solo con pensar en tener otra crisis de ansiedad puede paralizar los planes de un día.
Suena a tópico, lo sé. Pero lo único que puedes hacer son dos cosas:
Atiborrarte a pastillas y dejar que ellas tomen el control (Que ojo, en determinados casos ayudan y mucho)
Hacerte amigo del miedo. Dejar que se apodere de ti. Ir a ese sitio donde sufriste tu última crisis de ansiedad y permanecer ahí, sentado, esperando que venga la siguiente. Cuando alcances ese punto álgido, verás que no puede hacerte nada más.
Veras como es tan malo como puede parecer.
Veras que la película de tu cabeza no se parece a la realidad.
¿Qué es lo peor que puede pasar ante el peor escenario posible?
Pregúntate esto y cada vez que te contestes, vuelve a preguntártelo.
Al final veras que la conclusión no es tan nefasta como creías.
Eres PAS y sí, tienes que lidiar con ese exceso de estimulación que a veces duele y no pone las cosas fáciles.
Pero también tienes mucho más quedar, que sentir y que vivir.
¿Te suenan las palabras de PAS y ansiedad en una misma frase?