Es impresionante que nuestros cerebros humanos estén compuestos del mismo «material estelar» que forma el Universo, pero un estudio innovador publicado en 2016 sugiere que esto podría no ser lo único que ambos tienen en común. Según la investigación, nuestros cerebros podrían estar programados, al igual que el Universo, para maximizar el desorden, similar al principio de la entropía, y nuestra conciencia podría ser simplemente un efecto secundario.
La teoría de la entropía en el cerebro
La búsqueda para entender la conciencia humana ha persistido durante siglos, y a pesar de ser crucial para la experiencia humana, los investigadores aún luchan por comprender su origen y su propósito. El estudio de 2016, liderado por investigadores de Francia y Canadá, propone una nueva posibilidad: ¿y si la conciencia surge naturalmente como resultado de que nuestros cerebros maximizan su contenido de información? En otras palabras, ¿y si la conciencia es un efecto secundario de que nuestro cerebro se mueve hacia un estado de entropía?
La entropía describe la progresión de un sistema desde el orden hasta el desorden. Visualicemos un huevo: cuando está separado perfectamente en yema y clara, tiene baja entropía, pero cuando lo revuelves, tiene alta entropía, es lo más desordenado que puede estar. Esto es lo que muchos físicos creen que está ocurriendo en nuestro Universo.
Aplicando la teoría a nuestros cerebro
El equipo de la Universidad de Toronto y la Universidad Paris Descartes utilizó la mecánica estadística para modelar las redes de neuronas en los cerebros de nueve personas. Observaron la sincronización de las neuronas, analizando si estaban oscilando en fase entre sí para determinar si las células cerebrales estaban conectadas o no.
Examinaron dos conjuntos de datos: compararon los patrones de conectividad cuando los participantes estaban dormidos y despiertos, y luego observaron la diferencia cuando cinco pacientes epilépticos tenían convulsiones y cuando sus cerebros estaban en un estado normal y alerta. En ambas situaciones, observaron la misma tendencia: los cerebros de los participantes mostraron una mayor entropía cuando estaban plenamente conscientes.
Los investigadores sugieren que la conciencia podría ser simplemente una «propiedad emergente» de un sistema que intenta maximizar el intercambio de información. A pesar de las limitaciones, como el pequeño tamaño de la muestra, este estudio proporciona un punto de partida para futuras investigaciones y sugiere una nueva hipótesis sobre por qué nuestros cerebros tienden a ser conscientes. Aunque aún estamos en las primeras etapas de comprender cómo la organización del cerebro afecta nuestra conciencia, este estudio nos sumerge en un fascinante campo de exploración y nos recuerda que todos estamos conectados por las leyes que rigen el Universo.
https://journals.aps.org/pre/abstract/10.1103/PhysRevE.94.052402